lunes, 16 de mayo de 2011

Comer tu Pan


¡Cuántos reciben a Jesús en estos días! ¡Y cuántos lo llevamos recibiendo desde hace tanto! Jesús nuestro amigo se nos sigue dando, repartiéndose, entregando continuamente. Es nuestro alimento.


                                                 Señor mío y Dios nuestro,

    que vienes a nosotros en la Eucaristía,

      misterio de la vida y del compartir hasta el extremo.

   Haz que al recibirte en tu Pan, en tu Cáliz, en tu Palabra,
nos dejemos transformar por Ti,

fuente de la Vida y del Amor sin límites.

No nos dejes perder la amistad contigo.

Señor Jesús, agárranos bien de la mano
para que sintamos tu guía, tu protección, tu fortaleza.

Llevarte dentro, en el sagrario de nuestro corazón,

ha de ser cada día motivo de alegría, de compromiso
y de vivir en comunión con los demás,

en ese mandamiento nuevo que es nuestra meta

y el camino único de la verdad. Amén.




Con cariño a tantos niños y niñas, catequistas, sacerdotes, religiosos yreligiosas, educadores, padres y madres, abuelos y abuelas, padrinos y madrinas, que se toman en serio y con profundidad la primera eucaristía.

Nota de los obispos de Andalucía ante las próximas elecciones

El próximo día 22 se celebrarán en nuestra Comunidad Autónoma, como en todo el territorio nacional, elecciones municipales para elegir a los responsables de la gestión municipal en los próximos cuatro años. Con este motivo, los Obispos de las Diócesis de Andalucía, cumpliendo con nuestra misión pastoral, queremos orientar las conciencias de los católicos y de todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que quieran escucharnos, ofreciendo las siguientes consideraciones que ayuden al desarrollo de la vida democrática y al progreso humano, social y cultural de nuestra sociedad:
 
1. Los católicos, llamados a participar en la vida pública, lo hacen también a través del voto, cuando son convocados a elegir a sus representantes en las instituciones democráticas. El voto democrático otorga la posibilidad de manifestar la voz y los deseos de los ciudadanos, al mismo tiempo que concede la posibilidad de controlar a los propios gobernantes y de sustituirlos de modo pacífico, donde se crea oportuno (cf. Juan Pablo II, Carta encíclica «Centesimus annus», 46). Por tanto, votar en las elecciones no es sólo un derecho civil constitucionalmente reconocido, sino también una obligación moral para con el bien común de la sociedad mediante el buen gobierno, que exige un discernimiento de las propuestas para optar por aquellas que en conciencia se conforman mejor con la verdad y el bien del ser humano.

2. Los ayuntamientos tienen la función de la gestión de las poblaciones que rigen y han de prestar, por ello, un servicio cercano y eficaz a los ciudadanos, buscando el bien común, sin olvidar que la corporación municipal ha de actuar en representación de todos los ciudadanos, a fin de promover el bienestar y la integración de todos, sin exclusiones injustas, para el logro de la paz social.  

3. La Iglesia estima digna de alabanza y de consideración la labor de aquellos que se proponen servir a los ciudadanos mediante la gestión de los asuntos públicos, asumiendo el peso de su responsabilidad (Concilio Vaticano II, Constitución  sobre la presencia de la Iglesia en la sociedad actual «Gaudium et spes», 75). Por esto mismo, consideramos que, a la hora de emitir el voto, es necesario tener presente la vocación de servicio, la honradez de conducta y la austeridad de los candidatos, que les capaciten lo mejor posible para hacer un uso equitativo y solidario de los recursos públicos en beneficio de todos.

4. La doctrina social de la Iglesia enseña, además, que todo hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y goza, por ello, de una dignidad única e insustituible en su condición personal y social. Por eso, al elegir a los representantes de los ciudadanos de entre los candidatos que se presentan, hay que tener en cuenta que el modelo político de sociedad que proponen garantice la dignidad y los derechos fundamentales de todas las personas. A la hora de depositar el voto, es necesario tener en cuenta su posición ante los derechos de las personas, el respeto a la vida en su desarrollo e integridad, el ejercicio personal y social de la libertad religiosa, la justicia y la transparencia de la gestión pública, la lucha contra la corrupción, la ayuda y promoción social de los más pobres, especialmente de los marginados y de cuantos carecen de trabajo; así como la preocupación por la conservación y salvaguarda de la creación.


Por todo ello, al acudir a votar a sus representantes, los ciudadanos han de hacerlo como quienes ejercen un derecho y cumplen con un deber social de carácter moral, que ha de contribuir a la  promoción de una vida digna para todos.
Rogamos al Señor y al Santísima Virgen que las próximas elecciones municipales contribuyan al crecimiento de nuestra sociedad en verdad, libertad, justicia y paz.
 
 

lunes, 9 de mayo de 2011

El atrio de los gentiles
Así se llamaba el primer recinto, de los tres que tenía el templo de Jerusalén. La causa de dicho nombre era que podían entrar en él todas las personas, también las que no eran judías. La Iglesia Católica acaba de instaurar una plataforma de encuentro y de diálogo que lleva también esta denominación: "El Atrio de los Gentiles".

Este diálogo entre creyentes y no creyentes ha tenido lugar precisamente en París, cuna de la laicidad por excelencia, durante los días 24 y 25 de marzo. Ha tenido por sedes la UNESCO, la Sorbona, el Instituto Francés (que engloba las Academias), los Bernardinos (un centro de reflexión filosófica y teológica fundado en el s. XIII) y la catedral de Notre Dame.
Y es que los católicos no tenemos miedo a la razón, sino que animamos a todos a que no se dejen llevar por ideologías ni prejuicios, a que reflexionen y den razón de su esperanza, a que escuchen los argumentos del otro.

Cuando una minoría de laicistas intolerantes intenta expulsar de la universidad todo debate sobre temas religiosos, cuando algún ateneo andaluz impide que un Obispo presente la fe que profesa, cuando muchas personas que ignoran el tema dicen que la fe y la religión son puros sentimientos ajenos a la inteligencia, la Iglesia invita al diálogo, a la reflexión y al debate, consciente de que el conocimiento nos humaniza, nos hace más libres y nos lleva hasta el Misterio.

Por eso, deseo decir a los creyentes que no tengan miedo al uso de la razón ni al progreso de las ciencias. Y, de paso, preguntar a los laicistas beligerantes por qué tienen miedo a que se hable de Dios en televisión, en radio, en los colegios y en la universidad, pagados también con nuestros impuestos. Si Dios no existe, ¿por qué tienen tanto miedo de que tomemos la palabra?