lunes, 4 de abril de 2011

Jesús encuentra a su madre
Una espada atraviesa el corazón a María. La espada del dolor, de la madre que ve padecer a la vida de sus entrañas. María acompaña a su Hijo, en el camino más fuerte que puede tener una madre que es el de contemplar el final de su hijo. No hay dolor más fuerte ni más grande.
Nos unimos al dolor de tantas madres del mundo, que ven morir a sus hijos por el hambre, la droga, las enfermedades…, que ven morir a sus hijos ante la falta de ilusiones y de oportunidades. Madres dolorosas del mundo, corazones partidos por el dolor. Mujeres fuertes que acompañan hasta el final sin pasar facturas. Mujeres libres, sensibles y dolorosas, como María, nuestra Madre.




Oración: Señor Jesús, con María queremos acompañar tu dolor y encontrarnos con el sufrimiento de nuestros hermanos. Que el grito del dolor de los pobres no nos deje indiferentes. Afrontemos la espada del dolor, acompañando la vida que se escapa por las injusticias del mundo y las nuestras propias. Amén.

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